lunes, 21 de abril de 2014

Diario de viaje. Un hombre y su sueño.

En Malí tenemos muchos problemas para sobrevivir, por lo que mi familia lleva años sacrificándose y trabajando muy duro para que un día yo pueda viajar a Europa y tener un futuro mejor.
Pero además, saber que voy a tener un hijo y que no tengo con que alimentarlo me ha hecho pensar en que tengo viajar para poder cuidar de mi propia familia y darles un sustento.
Hoy es el gran día.
Estoy muy feliz y al mismo tiempo asustado, pero debo ser fuerte.
Me despido de mi familia, me cuelgo el medallón de mi difunto padre y me lanzo a la aventura junto a mi querida Karima.

-DÍA 1: La verdad es que me gustaría llegar a Europa en Patera. Me han hablado muy bien de ello. Dicen que es la forma más segura.
Parto desde Gao, mi pueblo natal. Para empezar, caminamos por la NR8.

-DÍA 4: Tras tres días sin parar de caminar excepto para comer decido parar un poco y reponer fuerzas, ya que Karima no se encuentra bien.

-DÍA 7: Un par de días de larga caminata y pusimos rumbo a la N6.

-DÍA 9. tomamos la N52, y más tarde la N6.
El viaje está resultando difícil y los víveres se van acabando. Pero sé que lo lograré, sé que llevaré a mi familia a Europa, sé que podré darle un futuro a mi mujer y a mi hijo.

-DÍA 11: Tras descansar un par de horas y volver al camino llegamos a la N6B, donde nos encontramos con Korede y Laye, dos hermanos Senegaleses que intentan hacerse un hueco en Europa al igual que nosotros.

-DÍA 12: Tomamos la N6.
El camino en compañía se hace mucho más agradable, compartimos la poca comida que nos queda, nos ayudamos cuando tenemos momentos de debilidad... todo se ha vuelto mejor.

-DÍA 14: lo que parecía una mejora empeora.
Karima ya no puede más. Está demasiado cansada. Temo por ella y por el bebé.
La comida empieza a agotarse, y como cabeza de esta familia que empiezo a formar me veo obligado a coger parte del dinero y viajar el resto del viaje en coche.

-DÍA 15: Nos despedimos de Korede y Laye. Ellos no tienen dinero para viajar en coche. Deben seguir su camino a pie.
Tras un par de horas llegamos a Figuig, donde tomamos un autobús.
Solo un par de minutos hicieron falta para que Karima quedara dormida.
Yo no pegué ojo en toda la noche. Estaba demasiado ocupado pensando en que haría al llegar a Marruecos.

-DÍA 16: Nunca un día me arrepentí mas de hacer el viaje que este. Debía tomar una decisión.
No podía saltar la valla con Karima, era demasiado arriesgado.
Tampoco tenía dinero suficiente para viajar en una patera los dos. Pues el dinero que tenía ahorrado para eso lo gasté en el autobús. 
Aunque me resultó muy complicado al fin tomé una decisión;
Karima viajaría en la patera y yo saltaría la valla. Con un poco de suerte los dos nos encontraríamos es un campamento de ayuda a los inmigrantes.
Creo que esa fue la despedida más triste de mi vida, y así nos despedimos entre sollozos y lágrimas. 
Fue entonces cuando la vi alejarse, sabiendo que quizás no volvería a verla, que quizás no vería nacer ni crecer a mi hijo.

-DÍA 17: Me tomé un día de descanso para tomar camino hacia el Monte Gurugú.
Fue un camino de lleno reflexión hacia lo que estaba apunto de conseguir, iba a lograr lo que tanto anhelaba.

-DÍA 18: Llegué al Monte Gurugú. Fue uno de los días más felicices de mi vida.
Allí fui acogido por Akem, un tipo un tanto extaño que me aseguró que debía de estar muy seguro del paso que iba a dar, que solo suele haber una oportunidad para saltar la valla ya que si no lo logras seguramente sufrirías lesiones que te impedirían intentarlo más tarde.

-DÍA 42: Hoy es el día, salto la valla junto a varios compañeros.
Estoy muy nervioso. Debería esperar unos días más, pero saber el paradero de mi mujer y mi hijo pueden conmigo.
Antes de saltar, tomo aire y rezo para que salga bien.
Todo ocurre muy rápido. Subo por las rendijas y doy el salto. Recuerdo el dolor en la pierna derecha, los policías, mis compañeros en el suelo...
Empiezo a correr, y, pese a la pierna, lo hago lo mejor que puedo.
Logro escapar.
Creo que hasta el momento en que me vi alejado de todo no fui consciente de que había logrado mi sueño y el de toda mi familia. De que había saltado la valla y ahora podía tener un futuro.